La media tiene un lugar establecido en el léxico contemporáneo de la imaginería erótica. Elmer Batters, un fotógrafo estadounidense, dedicó el trabajo de su vida a documentar a miles de mujeres en sus pies con medias. Las mujeres con medias ofrecen una de las imágenes más poderosas del glamour femenino moderno y permiten la comercialización del atractivo sexual.
Orígenes
La media no siempre fue considerada un símbolo sexual. El ejemplo más antiguo conocido de un calcetín tejido, de corte plano y cosido en la parte posterior, se encontró en Egipto, donde se cree que se originaron tanto el tejido como el tejido. Existe cierto debate sobre si el tejido a mano fue introducido en Europa por misioneros cristianos, comerciantes marítimos o árabes que, después de conquistar Egipto en 641 CE, hizo su camino a España. Lo que se sabe es que se estableció ampliamente en toda Europa como una habilidad doméstica en el siglo XIII. La mayoría de las medias estaban hechas de lana, aunque la seda era un lugar común para la nobleza aristocrática y terrateniente, y se consideraba una cubierta para las piernas que era particularmente práctica para el clima.
Producción Mecánica
Fue el desarrollo del primer bastidor de tejer, por el reverendo William Lee en Nottingham en 1589, lo que anunció una era de producción mecánica que, junto con la máquina de tejer circular de Marc Isambard Brunel (desarrollada en 1816), iba a transformar la media de práctica cubriendo al emblema erótico. El marco de tejido de Lee sacó la producción del hogar, mejoró y estandarizó la calidad y estimuló la demanda de medias que eran una extensión del guardarropa del consumidor de moda.
La introducción del rayón en 1884, un material de fibra de celulosa inventado en Francia, cambió la producción de manera radical. El rayón dominó el mercado de las medias de seda sustitutas, facilitando la disponibilidad generalizada a un precio asequible, hasta la invención del nailon, una alternativa más realista patentada por DuPont en 1937. Las primeras medias de nailon se introdujeron en los Estados Unidos en mayo de 1940; se vendieron cuatro millones de pares en los primeros cuatro días.
En la década de 1960, las medias completamente diseñadas y de “talla única” comenzaron a superar a las clásicas medias con costuras de corte plano, impulsadas por la introducción en 1958 de la lycra elástica. Además, Lycra prescindió casi por completo del cinturón de liga cuando se desarrollaron los “roll-ons”, primeras versiones de las medias. Una empresa británica, Bear Brand, primero experimentó con medias; con la llegada de la minifalda a principios de la década de 1960, las medias eran populares y estaban ampliamente disponibles. Solo la introducción de las medias con elástico en la parte superior insufló algo de vida al mercado de las medias a mediados de la década de 1980.
Moda de 1400 a 1900
Los hombres fueron los principales innovadores en la moda de las medias durante los primeros siglos de su introducción en Europa, con colores brillantes que acentuaban las pantorrillas, con ligas cruzadas atadas a la rodilla y tobillos adornados con “relojes” o motivos bordados. En el período georgiano temprano, las medias de las mujeres se tejían en patrones complejos con bordados intrincados. Para 1740, la vestimenta formal dictaba una media blanca más sencilla que dominó la ropa de noche de moda hasta la década de 1880.
“¿Cuáles son las cualidades esenciales para el encanto femenino? ¿Qué es lo que atrae y retiene la mirada del macho? Déjame darte una pista. Comienza en la punta de los dedos de los pies y corre hasta la parte superior de la media… piernas y pies” (Batters, p. 10).
En la década de 1860, los dobladillos comenzaron a levantarse y las medias blancas se cubrieron con motines de manchas y rayas de color caramelo; incluso se usaron estampados de tartán para honrar la pasión de la reina Victoria por Escocia. Para 1880, estaban adornados con golondrinas, mariposas, flores y serpientes y teñidos en rojos intensos y amarillos pálidos, aunque a finales de siglo el color dio paso al negro práctico a medida que las mujeres se incorporaban cada vez más al lugar de trabajo.
Moda y Retailing de 1900 a 2003
Las revistas femeninas y los catálogos de pedidos por correo brindaron a los fabricantes nuevas oportunidades para presentar una variedad cada vez mayor de medias a un público interesado. A miles de pequeños merceros se unieron los grandes almacenes de las principales ciudades que cuentan con secciones dedicadas a la calcetería. El editorial positivo de la revista se volvió cada vez más importante en la comercialización agresiva de productos de calcetería, a medida que el poder de consumo de las mujeres seguía creciendo.
El advenimiento del cine aumentó el atractivo y facilitó la comercialización de las medias. Estrellas de cine como Betty Grable impulsaron la elegante pierna con medias a un estado icónico, y era un glamour alcanzable. En tándem, el diseño del empaque asumió todas las cualidades de las cajas de papel forradas de dulces envueltas para regalo y atadas con un lazo, lo que convirtió a las medias en un regalo deseable. Marcas como Aristoc, lanzada en la década de 1920, Wolford (1946) y Pretty Polly (década de 1950), siguen siendo jugadores importantes en el mercado de la calcetería en el siglo XXI, principalmente al jugar con las asociaciones glamorosas de su producto y el idea de la feminidad como objeto de deseo masculino, un paquete sensual esperando ser desenvuelto.
El calcetín negro elegante y cosido era sinónimo de la moda de la posguerra y un punto focal para el “New Look” de Christian Dior en París en 1947. Fue otra diseñadora, Mary Quant, quien revolucionó la moda de las medias una década más tarde y marcó la caída de la almacenamiento como un producto estándar del mercado masivo. Dirigida a la nueva adolescente, Quant encargó medias de encaje y estampadas, adornadas con su logotipo de margarita, que realzaban la minifalda que hizo famosa en 1963 y expresaban los sentimientos de vitalidad y emancipación que caracterizaban la época. Por el contrario, en 1971 las medias, ahora estigmatizadas como un fetiche masculino, ocupaban solo el 5 por ciento del mercado.
A medida que las mujeres de todas las edades recurrían a la comodidad de las medias, los diseñadores de lencería que comercializaban los tirantes y las medias lo hacían cada vez más como una declaración erótica. De estos, los más conocidos son Janet Reger en el Reino Unido y La Perla en Italia. Al lanzar su negocio al mismo tiempo que Quant, Janet Reger apeló al deseo de las mujeres de verse y sentirse sexy.
Erotismo
Para Elmer Batters (y muchos otros), el erotismo de la media y el liguero radica en las líneas que crean, enmarcando el cuerpo femenino, y la consideración en el vestir que implican. El erotismo de la media es, sin embargo, un desarrollo relativamente reciente en su historia. Las medias de mujer no se vieron públicamente hasta el reinado de Carlos II y, como cobertores prácticos, tuvieron pocas connotaciones eróticas hasta bien entrado el siglo XVIII.
Fue en la interpretación cuando la media adquirió una carga erótica; el arte del striptease giraba en torno a la desnudez deliberada y prolongada de la forma femenina. No por casualidad, los “Naughty Nineties” (1890-1900) -la década del cancán y el Moulin Rouge- definieron la media como símbolo erótico. El susurro de las enaguas contra las medias de seda llegó a significar la energía sexual reprimida de la época. Para las damas respetables, eran bailes como el vals y la polca, el charleston y el tango los que les permitían a los caballeros vislumbrar un tobillo cubierto de seda.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados estadounidenses con un suministro seguro de medias de nailon las usaban con frecuencia como parte de sus rituales de cortejo. El cine y el pin-up hicieron todo lo posible para mantener el encanto de los pies con medias en la década de 1950 (Betty Page es una de las figuras más icónicas de la época), continuando en las décadas de 1970 y 1980. Fue otra intérprete, Madonna, quien alteraría las connotaciones eróticas de la media, liberándola como símbolo del deseo masculino, ya que la media “adquirió la fuerza de un manifiesto… dejó de ser un símbolo de esclavitud… anunció la liberación de la dominatriz. ” (Néret, p. 18). Fue una tendencia, iniciada por Reger en la década de 1960 y perpetuada por la marca de lencería británica Agent Provocateur en la década de 1990, hacia la lencería, y en particular las medias y los ligueros, como una elección positiva y femenina. En el siglo XXI, la media ha llegado a simbolizar “un tipo superior de mujer, lo suficientemente audaz para explotar sus bienes… un nuevo concepto que ha dejado obsoleta la noción de la ‘mujer como objeto sexual’”.
